Campanas y semillas

Finísima sensibilidad, dominio de la forma, equilibrio y gracia, demuestran la maestría de Oniesis Gil en la escritura de poesía para niños. Hay en este libro intensidad de la emoción y destreza del verso (sea en estrofas como el romance, la décima y el soneto, o en verso libre; pero siempre con abundancia de música y sentido). La fuerza del poema nunca decae, porque prima la pasión por lo expresado, única forma de apartar todo esnobismo. El amor a la naturaleza, la observación de lo cotidiano, y los juegos tradicionales (sabio regreso a lo primigenio vital), predominan en estas páginas; pero también se abordan temas como el paso del tiempo, el amor, la familia o el sentimiento de lo trascendente. Todo desde la curiosidad y el asombro del niño, mágica puerta de la sabiduría. El poeta es un niño, porque descubre, y ayuda a descubrir. Oniesis Gil nos descubre el mundo, ese que alguna vez perdimos un poco, y lo hace permanecer, gracias a la poesía.